Allá por el 31 a.C, el emperador Lucio Tarquino Prisco mandó a construir el mayor espacio de entretenimiento de la conocida como Ciudad Eterna. Casi 2000 años después, uno de los artistas más grandes del globo terráqueo actualmente revivirá la leyenda de este emblemático lugar para traernos un espectáculo digno de admirar por el mismísimo Julio Cesar. Damas y caballeros, bienvenidos al Circus Maximus Tour.
Desde bien temprano la gente hacía cola para no perderse una importante cita con Travis Scott, el más que conocido rapero de Houston que está arrasando en Europa con su gira. Fue a las 18:30 cuando el 30 de julio las puertas del Wizink Center de Madrid se abrían para ofrecernos la primera de las dos noches mágicas que iban a hacer temblar la capital a niveles terroríficos.
Nada más entrar podías ver una pantalla kilométrica al fondo del estadio a la que se anexionaba un escenario completamente distópico que se prolongaba hasta la mitad de la pista. Mientras la gente entraba y se ponía cómoda, podías sentir que la noche iba a ser cuanto menos legendaria: la gente que ya estaba ubicada en pista entonando cánticos como si de ultras se trataran para animar a la gente de la grada, los que tenían su asiento reservado podías verlos o bien sumándose a la prefiesta montada por los autóctonos de los aledaños del escenario o con unos nervios de infarto esperando a que el telonero hiciera su aparición antes del plato fuerte de la noche.
Y es que poca broma, Travis contó con la presencia del legendario Yung Lean para hacer el warm up. Voy a barrer un poco para casa, pero creo que es de las pocas veces en toda la gira que veo a Yung Lean estar tan en sintonía con el público. Sabiendo o no los temas, la gente saltaba y animaba al sueco como si del artista principal se tratara. Desde los pogos de “Afghanistan” hasta la locura generada cuando entonó “Kyoto”, sin olvidar el emotivo momento de “Red Bottom Sky”, Yung Lean dejó un preshow de lo más completo. Tras agradecer al público y a Cactus Jack por la oportunidad, nos preparábamos para vivir una verdadera estampida.
No hubo música hasta la salida de La Flame, aunque en su lugar hubo un detalle que me mantuvo loco durante la espera: el tenue pero continuo estrídulo de los grillos. A poco más de las 9:10, se hacía la oscuridad y el silencio dentro del Wizink Center. Un cortometraje hacía aparición en la pantalla mostrando imágenes de lo más distópicas bajo un sonido estático de fondo que termina rompiendo con el frame que muestra título de la gira, al son del tono que se podía escuchar en los tótems del rollout de Utopía. Y ahora sí: “antes de empezar el show, abrid esa mierda”.
Travis se abría paso hasta la catapulta del escenario mientras que casi 18.000 voces cantaban al unísono el inicio de “HYAENA”. Bajo los cortes perfectos de un impecable Chase B y la amenaza del fuego, Travis hizo una salida espectacular con la que puso a saltar a todos los ragers allí presentes. “¿Cómo estás Madrid?” – gritó La Flame bajo el descontrol del público, tomado por la locura y la emoción del momento. No hubo descanso alguno y es que puso a saltar hasta la grada de tal forma que a más de uno le pareció que iba a sucumbir en cualquier momento. Tres temas iban y ya podías ver a gente sudando como si estuvieras en un asadero de pollos. Tras “MODERN JAM”, Cactus Jack nos dejaba respirar un poco para hablar un rato con el público, agradeciéndonos por estar allí y recordándonos que ese día estábamos allí para saltar como verdaderos animales. Después de esta pausa la locura continuó con “Aye”, el tema junto a Lil Uzi.
Al finalizar, la voz que al principio nos dió la bienvenida se puso en contacto con Travis: “Tenemos que seleccionar a alguien”- afirmó mientras todas las personas allí presentes cruzaban los dedos para ser los elegidos para “escribir el pasado”. Una vez allí arriba, cuatro afortunados tuvieron la oportunidad de cantar temas como “sdp interlude”, “backr00ms”, “Type Shit” y “Nightcrawler” junto a su ídolo; un momento que jamás olvidarán en sus vidas. Cuatro canciones de puros saltos y raging que dejan en mero calentamiento a cualquier sesión de cardio. Si te preguntas si había descanso no, te equivocas. “SIRENS” y “Upper Echelon” cerraron esta pequeña sucesión de enérgicas canciones, dando lugar a uno de mis momentos favoritos de la velada.
Se hizo la noche de nuevo. Linternas encendidas. El discurso de Donda West era recitado al unísono por todo el lugar. “Praise God” tomaba por unos segundos el lugar, siendo esta continuada por “GOD’S COUNTRY”. Aunque no estuviera allí, como fan de Kanye West sentí su presencia más cercana de lo que nunca iba a sentirla.
Llegaba ahora una de las partes más emotivas del set. Los láseres apuntaban a la punta del escenario mientras una plataforma elevaba a lo más alto a Travis Scott. Cuando Chase B dio al play, pude confirmar lo que en su día mi buen amigo Kozma decía acerca de “MY EYES” en su review al disco de La Flame. Todos y cada uno de los allí presentes sintió cada una de las palabras que entonaba Travis. Estoy seguro de que a más de uno se le escapó una lagrimita.
Después de tan íntimo momento, volvió la locura con “BUTTERFLY EFFECT”, “HIGHEST IN THE ROOM” y “Mamacita”. Al acabar la última pista, la voz volvería para anunciarnos que “recibiríamos visita pronto”, y es que dos gorilas tomaron el escenario al ritmo de “CIRCUS MAXIMUS”. Una vez terminada la pista, para sorpresa de los allí presentes, Travis cantó el legendario “Don’t Play”, tema junto a Big Sean. Ya terminada la canción especial, el artista iría a cambiarse de vestimenta, dejándonos de fondo “DELRESTO”, su tema junto a Beyoncé.
Si ya antes de la pausa el concierto era una locura, ahora iba a serlo aún más. El público cantando al unísono “I KNOW?”, “90210” haciendo retumbar los cimientos del Wizink y la locura de “MELTDOWN”, “TOPIA TWINS” y “NO BYSTANDERS” nos dejaba un run de cinco canciones en las que el público hizo a Travis crecerse a más no poder.
Y ahora sí, llegaba el momento que más de uno estaba esperando: “FE!N”. Daba igual cuantas veces la hubiera puesto, el público estaba con ganas de más. Fíjate si había ganas de “FE!N” que el propio Travis no daba tregua alguna a los que habían hecho una pequeña parada para descansar las piernas.
La utopía se dirigía a su final, siendo el despertar de un sueño que, para muchos, no querían que se acabara. Con los legendarios “SICKO MODE”, “Antidote” y “goosebumps”, Travis nos hizo saltar por última vez antes de despedirse del público de la primera noche en el Wizink. Tras darnos mil veces las gracias por vibrar junto a él y bajo el glorioso sonido de “TELEKINESIS”, Travis Scott abandonaba el Wizink Center, listo para ofrecer otra noche inolvidable el día siguiente.
Travis Scott no solo ha dejado un maravilloso recuerdo en la memoria de todos aquellos fans que llevan esperando uno de sus legendarios shows mucho tiempo, también ha abierto una puerta a la posible llegada de conciertos de artistas estadounidenses a tierras españolas. Desde aquí solo podemos agradecer enormemente a Travis por tener en cuenta a España en su gira y de convertir el sueño utópico de muchos fanes en una realidad que recordarán el resto de sus vidas.