Ann Ray y Alexander McQueen, «dame tus fotos y te daré ropa»

Retrato de McQueen (Londres, 2000), Ann Ray

«Me encantan tus imágenes, pero no tengo dinero. Dame tus fotos y te daré ropa», dijo Alexander McQueen a la fotógrafa francesa Ann Ray cuando empezaron a trabajar juntos en 1996, mientras él trabajaba para Givenchy. Durante 13 años, la cámara de Ann Ray tuvo acceso exclusivo y sin restricciones al complejo mundo de Lee Alexander McQueen, capturando más de 35.000 imágenes. El icónico diseñador apenas se dejaba fotografiar en los medios si ella no estaba detrás del objetivo.

Los dos compartían un amor por las películas de Kubrick, y Richard Avedon e Irving Penn eran referencias fotográficas obligadas para ellos.  En una entrevista para I-D, Ann Ray cuenta que conoció a Lee cuando vivía en Japón: «en abril de 1997 Givenchy lo envió a Tokio, por algún motivo, durante tres o cuatro semanas. Nos hicimos íntimos en muy poco tiempo. Le hice fotos en Tokio simplemente caminando por la calle —esas no están en la exhibición— y mirando kimonos. Fue realmente divertido. Todavía era muy joven… era el bebé Lee».

En un exuberante blanco y negro, con un ocasional estallido de color, Ray fue capaz de ver a McQueen y su obra como nadie más lo hacía. «Por extraño que parezca, los atuendos eran importantes, pero no lo eran todo. Yo veía al hombre mucho más que al diseñador de moda. Lo veía simplemente como a un artista expresándose. La moda es sólo un medio, y eso era muy evidente» explica Ray. Utilizó cámaras de 35 mm y de formato medio para hacer las imágenes, que son ejercicios de glamour en bruto, como la propia obra de McQueen.

Cuando miraban las hojas de contactos, a Lee le encantaban algunas de las imágenes que eran sólo un retrato, sin las prendas. Cuando Ray le preguntó por qué, la respuesta fue: «Porque quiero captar el sentido de la obra y la atmósfera de la exposición. Algunas de las fotografías están totalmente fuera de tiempo; no sabes dónde estás. Al estar fuera de contexto, el público puede imaginárselo de otra manera. Una fotografía es sólo una propuesta y, por muy rico que sea el origen, me gusta que sea abierta y evocadora, que sea como la propia moda e invente cosas. Si miras fijamente las fotografías dicen mucho».