Issey Miyake e Irving Penn redefinieron la fotografía de moda

Irving Penn, Issey Miyake, Nueva York, 1990

En 1983, Irving Penn recibió el encargo de fotografiar la ropa de Issey Miyake para un editorial de la revista Vogue estadounidense. El diseñador japonés quedó tan impresionado por las imágenes resultantes, afirmando que de repente veía sus diseños con otros ojos, que se puso en contacto con Penn para que fotografiara su siguiente colección. Fue el comienzo de una colaboración que duraría 13 años. De 1987 a 1999, Penn fotografió todas las colecciones bienales de Issey Miyake en París, lo que dio como resultado más de 250 fotografías.

Irving Penn, Issey Miyake Staircase Dress, New York, 1994

La relación entre los dos hombres se caracterizó por una gran admiración mutua, pero también por una curiosa distancia. Miyake nunca asistió a las sesiones fotográficas y Penn nunca acudió a uno de los desfiles de Miyake. Ni siquiera hablaron de lo que querían conseguir, como quería Miyake. Para él, el objetivo de la colaboración era inspirarse y sorprenderse.

Observar las fotografías es ver cómo Penn esencializa los diseños de Miyake, confiriéndoles una claridad gráfica y un sentido muy dinámico de cómo pueden llevarse. La franqueza visual afirma la forma precisa y calibrada en que se diseñan y confeccionan las prendas de Miyake, que se ve magnificada por la forma en que Penn toma las fotografías. Poseen un estilo visual muy legible, como la animación o los jeroglíficos. El trabajo de uno proporciona un espejo para el trabajo del otro

Irving Penn, Issey Miyake: Cara cubierta de pelo, Nueva York, 1991

Como Miyake comentó más tarde: «Buscaba a la persona que pudiera mirar mi ropa, oír mi voz y responderme a través de su propia creación. Busqué durante mucho tiempo a esa persona y la encontré en Penn-san. A través de sus ojos, Penn-san reinterpreta las prendas, les da un nuevo aliento y me las presenta desde un nuevo punto de vista, uno del que quizá yo no era consciente, pero que había estado intentando captar inconscientemente. Sin la guía de Penn-san, probablemente no habría podido seguir encontrando nuevos temas con los que desafiarme, ni habría podido llegar a nuevas soluciones».