El pasado sábado 27 de enero tuve la oportunidad de charlar un poco con Ben Yart a la salida de su concierto en Granada. Tan solo le hice una pregunta: «¿cómo es trabajar con Érebo?». Como buen artista me dijo que era como pintar un cuadro, pero no cada uno su mitad, si no que los dos daban color al mismo al unísono. En la charla que pude tener con Asier Cortés, mejor conocido como Érebo, tuve la oportunidad de corroborar no solo su gran valor como artista y productor, también el enorme valor como persona del artista de Bilbao.
Bueno Asier, ¿cuándo empezaste a producir?
Empecé a producir lo que son beats hace un par de años, pero lo que es música bueno, yo siempre he sido un friki del sonido. Empecé con dieciséis con la gente de LaJoyería, al principio grabándonos a nosotros mismos. Dio la casualidad que fui el que dio al REC y, desde entonces, me enfriqué. Siempre hemos sido raperos hasta que los type beats no daban para más. Si queremos llevar la música hasta el punto que hemos fijado tenemos que autococinarnos.
Lo que buscas es un sonido más propio, ¿no?
Claro, en 2015 un “Drake type beat” estaba bien, pero si quieres hacer algo más único o un sello personal te tienes que juntar con un productor. Se nota mucho la diferencia entre cuando alguien se sube a un tema y cuando alguien crea un tema.
Bueno, ¿quién o quiénes son tus referentes en términos de producción?
Siempre me ha pasado, y me parece una cagada que, para mezclas, producciones y demás, no es que no me inspire pero no consigo encontrar un cuadro al que asemejarme, un santo grial en mezcla y master. Voy probando, un poco ensayo y error. Eso sí, escucho producciones y me quedo con el corazón de cada tema y las cojo como señales. Por ejemplo Ralphie Choo o Drummie son de los que más me inspiran últimamente. Me gusta cuando no sabes por donde va a ir el tema o cuando hay cambios bruscos. Es cuando me sorprende. Cuando esta todo tan trillado y sabes que va a haber copypaste el siguiente minuto me desengancha el tema.
Una cosa que veo curiosa de Ralphie es que él mismo es su propio productor, al igual que tú.
A eso quiero llegar. Se nota cuando un artista coge el mail, se pone a descargar ritmos y hace un tema, y cuando el tema nace de, por ejemplo, unos golpes en la mesa. Vas construyendo, mezclando, tocando cosas y tienes más manejo de cada segundo del tema. Se nota mucho cuando alguien se autoproduce o cuando están mano a mano productor y artista.
Quiero recordar que dijiste algo sobre la autoproducción en «La Oficina», de Grindin’. ¿Qué ventajas ves sobre ello?
Vas a saber hablar mejor el idioma. Y no te hace falta en sí saber autoproducirte como tal, vas a poder dar forma a ideas codo a codo con los demás que están en el estudio. Cuando más te retroalimentas con la otra persona y cuanto mejor sepa hablar él ese idioma, mejor lo voy a saber hablar yo. Cuando más empiezas a jugar con la producción es cuando más desarrollas tu identidad. Mira a Cruz Cafuné o Rosalia. Se nota que han frikeado muchísimo y saben hablar el idioma. Estoy seguro que se pone con su gente y sabe como decirle las cosas, sabe que puede molestar, que hay que quitar y demás. Creo que ir más allá de escribir un tema es algo muy necesario para crear un producto con cuerpo. Con toda la ola de que cada vez hay más productores, el autotune y que ya mucha más gente puede cantar, se va a demandar mucho más el «artista 360», ese que ve el 100% del campo, no solo el 50%.
¿Podrías desarrollar un poco ese concepto? Me parece bastante interesante.
Mira, hay dos cosas bien distintas que aquí en España no se diferencia mucho. Hay mucha equivocación entre el concepto de productor y beatmaker. Mucha gente llama productor a un beatmaker y viceversa cuando son dos tipos de personas completamente distintas. Un productor ve un tema y lo lleva desde la raíz hasta el último punto. Por ejemplo, yo grabo, ayudo con la letra, al haber grabado bastantes temas sé códigos, se hacer la mezcla y el máster… Estoy desde el proceso cero hasta el último paso. Y de eso estoy muy orgulloso, ahí es donde digo «me la saco». Como beatmaker llevo relativamente poco y sigo aprendiendo.
«Yo al punto que quiero llegar como Érebo es a que ni que el peso de todo lo tenga la letra ni que lo tenga la producción, que nada se sienta vacio. Quiero que la voz sea parte de la música, no solo letras encima del sonido«
Érebo sobre su objetivo como artista y productor.
Y los productores como tú, que tanto producís como os tiráis unos versos, ¿cómo veis el panorama para vosotros?
Lo hablé con One Path el otro día. Es verdad que a los productores que tiran a cantar, por más que hayan cantado antes, si tienen la etiqueta de productor cuesta creérselos, generalmente porque los productores somos más frikis. Yo creo que juega en contra en el sentido de cara a fuera. En el sentido obra juega a favor, pero a nivel publico se tiene el “tú eres el de la silla, tú eres el que está detrás”. Yo creo que eso irá cambiando. Mira al Gese, ahora se la están dando.
Aun así, ¿no crees que es dificil destacar?
Si te fijas, aunque no sé si es algo que pueda jugar a mi favor o a mi contra, para el proyecto de Ben Yart yo no puse el nombre de Érebo para las producciones. Puse el de LaJoyería para que no se me pisara un proyecto con el otro. Si hubiera puesto mi nombre como tal seguramente sería muy difícil que en mis cinco temas más escuchados estuviera alguno mío como cantante. Aunque eso también juega en mi contra, al final mi nombre nunca está en las papeletas.
También puede ser por la exigencia, ¿no?
Y por la comedura de cabeza. Yo me escucho cada tema sin exagerarte mínimo 500 veces antes de salir. Luego ya no los escucho, veo el cuadro desde fuera y digo “joder que guapo”. Pero soy muy rayado. Estoy en el estudio, salgo y me pongo los cascos. A la mañana siguiente igual. Al tener una visión periférica también me vuelvo loco porque me fijo en el kick, en la mezcla, en las eses, en el concepto, en la estructura… Y hay veces que me abruma, soy un esquizo de eso.
Yo también soy de los que piensan que está mejor ser más analista en ese sentido que sacar cosas a locas.
Yo luego me arrepiento, me gusta dar pasos firmes en el sentido de que, si saco una cosa y al tiempo escucho un error que digo “podría haberlo solucionado” y no lo hice por esto, me entra un TOC que no puedo escuchar ese tema. Es como si estás haciendo un cuadro y tú en el fondo sabes que ese rojo no es, pero te autoconvences que sí y de repente lo sacas. Lo ves a los dos meses y dices “era puto naranja”.
Ya que hablamos de exigencias, ¿qué tan exigente eres con los juntes en el estudio?
También soy muy rayado, necesito que sean orgánicos. Sonaré demasiado purista pero creo que en el arte se nota todo. Se nota cuándo un tema es orgánico o forzado, cuándo una colaboración es a distancia o cuándo cada uno se ha escrito su cacho. Pero también al contrario, se nota si ha habido buena vibra en el estudio o si la química es buena. Para eso soy muy rayado. No haría lo de “junto mi marca con tu marca”. Creo que juega en mi contra por la industria de hoy en día pero no sé, le tengo mucho respeto al arte. Es mi sitio sagrado. Cuando menos lo manche, mejor.
Eso de la química es super cierto, con la gente de LaJoyería se nota que es fortísima.
Sí, hay una magia del horror con ellos. Tenemos mucha química porque lo hemos hecho siempre. No tengo miedo a decirle «hermano, esto es una puta mierda, tenemos que cambiar la letra entera» porque no le va a sentar mal. Lo mismo me lo rebate y me dice «hazme caso, esto está guapo». Si él cree, yo confío. Y eso es impagable, la química de llevar trece años juntos es algo que pocos pueden experimentar.
«En el momento que esta gente baje los brazos, hacer música solo puede ser complicado. He descubierto la música con ellos. Como cavernícolas chocando piedras y descubriendo el fuego, hemos ido aprendiendo juntos»
Érebo sobre Vazkez e Iuve, los dos artistas con los que empezó a hacer música.
Sin duda, creo que el no juntarte con cualquiera es uno de tus puntos más fuertes.
De verdad, yo soy un rayado. Siempre lo digo, hacer un tema es como tener relaciones con alguien. No me gusta hacerlo ni pagando o con una tía que, aunque esté buenísima, el polvo es una mierda. Soy muy reservado en ese sentido, no hago temas con cualquiera si no veo que hay un feeling previo y me voy a llevar bien con él. No me voy a desnudar delante de cualquiera. También creo que puede ser miedo a salir de mi zona de confort, quizás al final todo va genial. Pero no se, necesito primero unos pasos previos. Una cita o yo que sé, ¡invítame a algo! Con Dellachaouen por ejemplo tuve química a la hora de hablar con él. Le dije que viniera a Bilbao y estuvimos un año grabando su disco y bueno, fue de puta madre. Con Ben Yart, Jay Cas o Vazkez, que es como mi hermano, con todos los que he hecho música es porque me llevo bien con ellos. Es lo que te he dicho, me gusta que los juntes sean orgánicos.
Sobre el protagonismo del productor, ¿dónde crees que radica el problema de la leve importancia que se os da?
Creo que es un poco culpa de las fiebres, igual que cuando hubo la fiebre de las bandas. Hace poco leí un tweet muy interesante que criticaba esa falsa realidad de estar el artista solo. Las marcas personales hoy en día son lo que más triunfa. Te voy a comprar más fácil el producto si es un nombre y una cara a si es dos. Cuantos mas elementos, menos identificas la foto. Hoy en día renta mucho más tapar al resto de peña y poner delante a una persona, aunque cada vez está cambiando más.
¿Dirías que la velocidad de consumo musical también es un factor clave, llegando incluso a devaluar el sonido?
Sin duda, vivimos en «x2» todo el rato. ¡Nos vamos a quedar malitos! El ritmo de consumo que llevamos es bestial y por supuesto que devalúa el sonido. Es más, devalúa todo. Hay cosas que llevan su tiempo, y se reducen mucho esos tiempos porque parece que el mercado te lo exige. También te digo, hace tres años se premiaba mucho el sacar un tema cada semana, pero como hay tanta gente haciéndolo se premia lo contrario. Ahora estamos en una época que parece exponencial, tanto para arriba como para abajo. A mi como consumidor me apabulla, pierdo mucho interés. No me da tiempo a hypearme para el siguiente proyecto. Hoy en día se quema todo tan rápido que es hasta frustrante. El estar currándote algo durante tanto tiempo para que a la semana lo sientas como algo viejo es jodido. Hasta yo mismo siento que si a la semana de lanzar algo le doy un poco de promo, estoy dando la chapa. Pero aún así es que lo entiendo. O sacas algo muy trascendental o el fuego se apaga muy rápido.
Me llegó a pasar con varios discos de mi biblioteca, al mes ya estaba saturado de escucharlos.
Es que tenemos un consumo super obsesivo. Mira con las series, si sacan la temporada de una serie que te encanta te la fumas en un día y luego es como “saca otra, sácala”. Y ahora tienes que esperar dos años a que la saquen. Tenemos un consumo super obsesivo.
Creo que también es un poco culpa de la sociedad en la que vivimos. Estamos un tanto mal educados.
Sí, sobre todo culpa del formato. Mira Tik Tok, ha acostumbrado a la gente a lo instantáneo. A tener la atención al momento. Esto va a traer muchísimas consecuencias. ¿A ti no te pasa que necesitas constantemente estímulos? Somos la generación que ha matado al aburrimiento, no somos capaces de aburrirnos. Estás con tu madre y, como no hay conversación, sacas el móvil y tomas atención a otra cosa. Vivimos en un constante «x2». Llega a ser hasta distópico.
Lo de la atención es muy real, me recuerda a la gente que subía sus tropecientos mil minutos escuchados en un año del «Wrapped» de Spotify.
Esa gente seguramente tenga eso por tener el post de Twitter. Por conseguir diez mil «me gusta» y que te digan «buah, estás puto loco». Esa gente está falta de atención, no son fanáticos. Nadie se consume tanta vaina de nadie. Me parecería incluso enfermizo. Imagina que te cruzas a ese artista, lo has escuchado más que a la voz que tu padre. Eso es para mirárselo.
Totalmente, has dado en el punto. Esto se lo dices a un chaval y le rompes los esquemas. Aún así, ¿quién te salió a ti?
Pues no me acuerdo. Creo que me salió Don Toliver, me salí a mi mismo y no se, diría que los de aquí de LaJoyería. ¿Sabes también qué me pasa? Cada vez me cuesta más investigar música. Cada vez los algoritmos son más cíclicos. Antes podías llegar a cosas totalmente aleatorias, como a un vídeo de un chileno cayéndose por no se donde. Ahora se crean fanatismos extremos de todo porque no te dejan descubrir. Hay tantas luces que no se puede ver. Antes era mucho más fácil tirar del hilo para llegar a nuevas cosas, pero ahora siempre acabo dando vueltas en círculo. Y tiene sentido, al final lo que quieren es que te quedes en su plataforma. Pero de verdad, no ayudan, más que nada porque no les interesa.
Lo de los fanatismos es una verdad como una catedral. Ahora se puede ser fan de todo.
Claro, salen famosos de nichos pero nichísimos. Mira a Llados, te dice cuatro frases con gags, se hace la coña y se hacen famosos.
Me recuerda al caso de Íñigo Quintero. Un tema lo hace completamente famoso por no sé si la coña o qué, pero es totalmente aleatorio.
Vi una entrevista de D3llano y me hizo pensar mucho. Sería muy jodido saber que has hecho algo que no puedes superar. Físicamente podrías igualarlo, pero en cuanto a la superación personal has tocado techo. Si yo fuera él, ¡dejo la música!
Aparte, con todo eso de las labels y tal, creo que estos artistas son los que más rápido se exprimen. Me viene a la cabeza esa discusión de C. Tangana y Yung Beef en el Primavera Sound de 2018. Cuando haces las cosas sin tirar de un sello creo que tienen mucha más personalidad.
Claro, pero estás usando palos de madera contra tanques. Yo estoy jugando en el juego de ajedrez que es Spotify y estoy con Distrokid, que no tiene los hackeos de las grandes distribuidoras de, por ejemplo, entrar en determinada playlist. De todas formas, hacemos cosas tan guapas que creo que pueden romper ese hilo. No me gusta jugar con trucos. Imagina pasarte el GTA con trucos, no lo vives igual. Si te haces el truco del helicóptero y te lo pones de primeras está guay porque puedes pasártela por ahí dando vueltas; pero cuando te lo ganas después de diez misiones es como «mira lo que he ganado». Si te ponen la línea de meta en la cara pues mira, ahí está; pero lo importante no es llegar a la meta, es el camino hasta ella.
Coincido muchísimo contigo macho. Llegas a bajar a Graná’ y te invito a un tercio en una terraza pa’ hacer la entrevista.
Pues tengo pensado bajar pronto. Vazkez está haciendo un disco que se va llamar «La Calor Del Norte», inspirado en la etapa que estuvo viviendo en Granada y la actual en el norte. Va a estar muy guapo, creo que va a ser de lo mejor que hemos hecho. Tiene una esencia muy potente. Granada y Bilbao tienen un algo que las une, no se que será pero veo un nexo en común.
Y como última pregunta, ¿qué es para ti la música?
Para mi la música son recuerdos, si llega el dinero está bien, pero yo me quedo con los momentos. Es como si sacas un videoclip y sientes que no ha habido química con los actores. Por más que haya quedado un videoclipazo voy a tener la espina clavada de sentir que es plástico. Cuando siento que algo es plástico me la pela, así tenga diez mil reproducciones. Prefiero un tema malo y que ese día lo hayamos pasado de la ostia a un buen tema. Premio más eso. Es más, salen mejores temas cuando premias eso porque los involucrados se vuelcan mucho más.