Hace un par de años nos encontramos un vídeo en YouTube donde se veía a una persona tapada con una túnica de pies a cabeza, dentro de una bañera y hablando sobre moda. Ese señor era el diseñador Miguel Adrover. Su discurso sobre la industria de la moda y su experiencia formando parte de ella nos interesó mucho. Y es que Miguel, al que podríamos haber descubierto solo por ser un gran amigo de Alexander McQueen, nos fascinó por sí sólo, por su trabajo y por su visión de la moda. Así que no hay necesidad de reconocerlo por “amiguismos”.
Que fuese la primera vez que oíamos hablar de este diseñador de moda autodidacta nos sorprendió muchísimo: como creador de unas colecciones fantásticas en los años 2000, por obtener un premio CFDA “Best New Designer of the Year” y, sobre todo, por tener un discurso politizado, transformador y reivindicativo sobre la industria. Y es precisamente por esto último, que Miguel Adrover es el eterno olvidado en la industria de la moda. Y no para nosotros claro, porque hoy venimos a contaros su maravillosa historia.
“The power of clothing”, de Mallorca a Nueva York
Nacido en los sesenta en Calonge (Mallorca), Miguel Adrover dejó la escuela a los once años para trabajar con su familia en el campo. Cuenta que fue durante su infancia donde empezó a interesarse, a través del juego, por la ropa. Cogía prendas de su familia, se las ponía y jugaba con ellas. En una conferencia en Nueva York para el IAC en 2013, explica que él desde pequeño había sido muy excéntrico, que los niños no querían jugar con él porque para ellos era un “freak” y que nadie de su pueblo lo entendía. Es allí, en su pueblo, donde por primera vez para Miguel se hace evidente “the power of clothing”, sintiendo el rechazo de los otros hacia él por su forma de vestir. Adrover añade en una entrevista cuando habla sobre esto: “celebrities jump into the industry without knowing how powerful the clothes are”, que él sí lo sabía.
En los años 90, Adrover se muda a Nueva York y empieza a trabajar como conserje. Es allí donde conoce a su socio Douglas Hobbs, con quien empieza a hacer camisetas y a venderlas. Más adelante abrirían la tienda Horn, en el East Village. Horn se convirtió en un punto de encuentro para jóvenes diseñadores que buscaban algún sitio para enseñar sus prendas, como Alexander McQueen.
A raíz de conocer a Lee McQueen y establecer una relación de amistad, descubren tener “backgrounds” muy parecidos. Ambos venían de familias humildes y compartían una visión nítida de la realidad y de la crudeza del mundo. Es en ese momento, junto a McQueen, cuando Miguel se dió cuenta de que no hacía falta ser rico para formar parte de la industria de la moda, y de que podía crear algo para representar a esas personas y realidades que no estaban representadas.
Éxito, “bad timing” y bancarrota
Su primera colección, presentada en 1999, recibe el nombre de “Manaus-Chiapas-NYC”. Cuenta la historia de una mujer que llega de una tribu amazónica a “La gran manzana”. Su propuesta no dejó indiferente a nadie, ya que se trataba de una colección arriesgada y original para esos años. En ella, presenta por primera vez su reconocido diseño de la camiseta de “I love NY”. Entre las prendas que creó también se encuentra una falda hecha a partir de un bolso Louis Vuitton, cuya deconstrucción le daba un giro a este símbolo de ostentación y riqueza.
Su primera colección fue un triunfo comercial y generó 5 millones de dólares en ventas “retail”. Este éxito atrajo al grupo Pegasus Apparel, que más tarde apostaría por apoyar económicamente al diseñador.
En las siguientes colecciones, Adrover siguió usando logos de marcas como Coca-Cola, Marlboro, Ralph Lauren o el logo de las Naciones Unidas, como forma de cuestionar la presencia de estas marcas, su poder y así generar un poco de crítica y caos. Llegó, con esto, hasta el punto de recibir una demanda por parte de Burberry por usar el patrón de su famosa “trench coat”.
En 2001, saca una colección inspirada en la cultura árabe y el Oriente Medio tras pasar seis semanas en Egipto. La colección se presentó dos días antes del atentado a las Torres Gemelas en Nueva York y con este suceso empezó su declive. Tal y como explica Lauren Sharkey para Dazed, “las referencias étnicas de Adrover fueron acusadas de romantizar la cultura talibán, e incluso lo llevaron a una investigación de la CIA. Por supuesto, Adrover no iba a saber la atrocidad que ocurriría dos días después de su espectáculo.” Miguel Adrover describió la situación como “bad timing” y asegura que sufrió mucho por la mala interpretación de la gente respecto a su trabajo.
Este suceso llevó al grupo Pegasus Apparel a la bancarrota y a su misma vez a abandonar a Adrover. Los pedidos de las tiendas de “retail” se cancelaron en ese mismo momento. Adrover no hizo ninguna colección nueva hasta 2004, de la que no pudo pagar ni los envíos a las tiendas, perdiendo así su presencia en “retail”.
Adrover anunció que abandonaba Nueva York en diciembre de 2004 para volver a Calonge, su pueblo natal. La situación económica y social en la que se encontraba en USA, lo llevó a tomar esta decisión. Pensó que podría encontrar un nuevo mercado en Europa que sería capaz de entender mejor su trabajo. En el año 2012, presenta su última colección titulada “Out of my mind”, creada a partir de prendas de su armario y de su familia.
Actualmente, Miguel Adrover afirma no haber vendido ninguna prenda desde 2005 y se dedica a la fotografía y a otras disciplinas artísticas, y continúa con su discurso activista.
“Que sea bonito no es suficiente”, las grandes casas de moda ya no sirven para nada
Miguel Adrover, que se mostró como un diseñador “politizado” durante sus años de trabajo, siempre ha defendido que la moda tiene que ir atada a la realidad y que tiene que ser consciente y social. En una entrevista dice: “que sea bonito no es suficiente”. Explica, en la conferencia del IAC, que las grandes casas de moda como Chanel o YSL hacían un buen trabajo cuando sus fundadores estaban vivos porque intentaban cambiar la sociedad con sus prendas. Ahora, ya no sirven para nada: están atrapadas en la involución.
En una entrevista para The New York Times en 2004 comenta: “We’re not going to show pink flower dresses on the catwalk if people are in the world throwing bombs.” Su compromiso con la transformación social, la reivindicación política y la sostenibilidad a través de la moda y el arte, es lo que se le ha criticado siempre.
Si algo podemos asegurar, es que Miguel Adrover es un referente, tanto por su trabajo como diseñador como por su voluntad de cambiar la industria y el mundo. Aunque para muchos sea un desconocido y el eterno olvidado, está claro que no lo es para todos aquellos que comparten su visión. “Miguel should be held at the same level as mcqueen, as margiela, as galliano, he is one of the greatest minds to ever touch fabric, a gift to the art.” (@genevievejuly9363), «this guy is so underated» (@vandolmatzis8146), encontramos escrito en los comentarios del video de YouTube que mencionamos al principio.
Muchas gracias Miguel!
Maria Prieto Aparici, A55 STUDIO