El rey nazarí nos sorprendió con uno de sus proyectos más orgánicos y personales, ámbito donde los fans del Chino sabemos que siente como en casa. Tras el imaginario en el que nos introdujo sobre su muerte y el “Milagro”, Dellafuente nos presentó a finales del mes de abril uno de los proyectos más sólidos y especiales de su trayectoria. Lágrimas pa otro día explica de una manera práctica y emotiva hacia dónde quiso siempre dirigir su sonido.
Un proyecto liderado como siempre por su hermano y hombre de confianza, Antonio Narváez, pero coproducido junto a artistas que están reventando la escena española como Rusowsky, Ralphie Choo, Vatocholo, Dinamarca o Gazzi, y donde destaca la figura de Ane Carrasco, respetado flamenco sevillano partícipe en proyectos de iconos como la Niña Pastori o Diego el Cigala, absolutos referentes del artista granaíno.
El álbum consta de 8 temas y se adentra en ritmos latinos como la salsa, la bossa nova o los corridos mexicanos, pero sin dejar nunca de lado el género de su vida, el Flamenco, disfrutándolo en su mayoría en «Pa Llorar», junto al mencionado Ane Carrasco. Es uno de los proyectos más ricos y versátiles que he escuchado este año y en toda la trayectoria del Chino, quien nos regaló un año lleno de vida mientras algunos nos inundábamos de incertidumbre por el futuro de su música. Aunque, como siempre predica en sus letras, «A mi tienen que matarme pa que pare de hacer música«.
En definitiva, un álbum que destaca y merece especial atención. Ha calado tanto en mí que «Ni soy santo», junto a Vatocholo, es el tema que más he escuchado en plataformas de streaming este año. Por eso, mi elección no podía ser otra que esta delicia.