Llegados a un punto donde el Hip-Hop era blanco o negro, o mejor dicho rojo y azul, y la rivalidad entre la West Coast y la East Coast estaba en su pico, dos jóvenes de Georgia hicieron historia casi sin saberlo. En los Source Awards de 1995, ganaron el premio a ‘Mejor Artista Nuevo’, sembrando el caos entre el público. En ese momento, André 3000 pronunció una frase que cambiaría el Hip-Hop para siempre e iniciaría una era dorada de creatividad, de propuestas audaces sin miedo al qué dirán, y de la expansión total del rap: «El Sur tiene algo que decir».
La historia, contada así, suena muy bonita, pero el verdadero inicio se remonta varios años antes de que Outkast, la dupla de Big Boi y André 3000, tuviera siquiera una oportunidad. En 1989, a varios kilómetros de distancia, en Houston, Texas, los Geto Boys lanzaban su segundo álbum de estudio, “Grip It on That Other Level”, el primero con el legendario Scarface como miembro del grupo. La agrupación había nacido en 1986, haciendo poco ruido pero sentando los cimientos para la siguiente generación del rap.
El sonido del disco no era revolucionario en su totalidad; seguía las bases de los bajos de funk y los scratches, añadiendo un punto más de crudeza y agresividad con la jerga local. Sin embargo, lo realmente especial fue la sensación de pertenencia que generó en la zona. En ese tiempo, era inimaginable encontrar en una tienda de música algo hecho en el Sur de los Estados Unidos que fuera rap. Este álbum sirvió de inspiración para todos los jóvenes de Houston y otras ciudades, quienes desde ese momento supieron que lo que se hacía en Nueva York o Los Ángeles también lo podían hacer ellos con sus propias palabras y vivencias.
Gracias a proyectos pioneros como el de los Geto Boys, surgieron otras propuestas innovadoras como la del legendario DJ Screw y su estilo chopped and screwed en 1990. Esta técnica única, que consiste en manipular canciones bajando el tempo y enfatizando la figura del DJ, es considerada una de las pocas revoluciones totales del hip hop, siendo el padre del sonido predominante en casi todo el mundo, como es el trap y sus derivados. Lo que comenzó como una translación de los efectos ralentizadores del lean, la droga más popular de Houston en aquella época, a la música, se convirtió en un ícono de sus calles, dando una identidad bien definida al rap sureño. Lamentablemente, DJ Screw murió prematuramente en el 2000 por una sobredosis, pero su legado aún permanece intacto hasta hoy. Aunque no haya sido tan mediático como otros, si le preguntas a cualquier rapero del Sur, te dirá que es su mayor inspiración.
Con las primeras raíces ya echadas, comenzaron a surgir los protagonistas de esta historia: Outkast. En el sótano de la casa de la madre del productor Rico Wade, nació en 1991 la Dungeon Family, un grupo privilegiado de raperos y productores que intentaban hacerse un hueco en la escena desde la nada. De aquí destacan los tres pilares del ‘dirty south’ que confeccionarían “Southernplayalisticadillacmuzik”: los propios Outkast (André 3000 y Big Boi), los productores Organized Noise (Rico Wade, Sleepy Brown y Ray Murray) y el grupo Goodie Mob (CeeLo Green, T-Mo, Big Gipp y Khujo). El entorno era inmejorable y la implicación en el proyecto era total, llegando a pasar semanas durmiendo en ese sótano por el bien del álbum. La herencia de estos grupos llevó a crear una segunda generación de la Dungeon Family pasados los 2000, en la que también sobraba el talento. En esta secuela se unieron raperos como Killer Mike, cantantes como Janelle Monáe y Meathead, que quizás no te suene de primeras, pero es el nombre original del rapero Future.
Con este pretexto, el 26 de abril de 1994, salió el anticipado álbum debut de Outkast, “Southernplayalisticadillacmuzik”. André dijo en una entrevista:
“Southernplayalistic es la forma en la que vivimos, lo que hemos vivido, por lo que hemos pasado”
André 3000
y no se equivocaba. Lo costumbrista de este disco era algo que no se había visto en el rap de aquella época. No eran gangsters y no podían ajustarse a las temáticas crudas de criminalidad que primaban en el rap, pero tampoco eran eruditos; las frases poéticas contra la discriminación racial y las reflexiones complejas también les quedaban lejos. Sin embargo, André y Big Boi se aferraban a su singularidad con descripciones de la vida en Atlanta, reivindicando la jerga local y una distinción sónica que hacía que escuchar este disco por primera vez fuera una puerta a un mundo completamente nuevo. Definitivamente, este disco fue precursor de muchas cosas y ellos eran conscientes de lo que estaban creando. Términos como crunk, que proceden del argot denominado ‘dirty south slang’, fueron usados por primera vez en canciones de este disco como “Hootie Hoo”, y ahora no se puede pensar en una fiesta de los 2000 sin alguna canción de las mixtapes de Lil Jon que reivindicaban este nuevo género nacido en este disco.
El sonido funky también sufrió una renovación tras este proyecto, en gran parte debido a la visión que André tenía sobre este género y el uso de los bajos en el rap. La mezcla del sonido desafinado, casero y juguetón que se encuentra en muchos de los clásicos actuales y las líneas de bajos pesadas deriva de aquí, de una interpretación que a muchos no les convencía pero que se convirtió en una de las señas de identidad más fuertes de esta era. Y si hablamos del sonido juguetón, no se puede dejar de lado la capa humorística del disco. Puede que no lo hayan inventado ellos, porque ya había proyectos que lo implementaban, pero entre las letras de las canciones y los sketches de los interludios era otro factor destacable que completaba la experiencia “Southernplayalisticadillacmuzik”.
Esta obra cumbre de la identidad sureña fue la que ganó el premio a ‘Mejor Artista Nuevo’ en los Source Awards del año siguiente, y con mucha razón. Personalmente, te puede gustar más o menos el disco, pero la trascendencia que tendría ya se notaba desde el lanzamiento del primer sencillo.
A partir de aquí, la ola del Sur tendría un largo y complejo proceso de emersión hasta impregnar las calles de todo Estados Unidos con un sonido único. La música se escucharía en todo el país, pero serían cinco las ciudades con más implicación en el género, la llamada red sureña: Nueva Orleans, Memphis, Miami, Atlanta y Houston. Con estos cinco pilares sólidos ya formados, se crearon las infraestructuras para los artistas. Pocas discográficas operaban en la zona en ese tiempo, siendo LaFace Records la única realmente reconocida, pero con la intervención y esfuerzo de raperos, DJs, estaciones de radio, productores y demás, se crearon las tres que reinarían a finales de los 90: Disturbing Tha Peace en Atlanta, No Limit Records en Nueva Orleans y Hypnotize Minds en Memphis. Aun así, cabe mencionar que el proceso no era fácil; el rechazo hacia las propuestas del Sur aún estaba muy presente en ambas costas de USA y pocos se atrevían a promocionar estos proyectos. Esta discriminación existía, pero no evitaba que surgieran artistas que iban a reinar el género a corto y largo plazo como el DJ y luego rapero Ludacris (Atlanta), el legendario grupo Three 6 Mafia (Memphis), Slim Jim (Houston), Lil Wayne (Nueva Orleans) o Trick Daddy (Miami).
En este momento de escalada y máxima exposición, cada una de las cinco grandes ciudades ya podía identificarse por su sonido propio, pero en Atlanta ya se venía gestando algo muy grande desde principios de los 90. La Roland TR-808 cayó en manos de varios productores de la urbe, y con ella, la capacidad de generar un bajo distorsionado muy característico. Esto, acompañado de otros sonidos pertenecientes a la máquina, conforma la base del trap tal y como lo conocemos. Para cuando Cool Breeze lanzó «East Point’s Greatest Hit», considerado el primer álbum de trap moderno, en 1999, grupos como UGK o productores como Lil Jon ya habían utilizado este sonido, pero ninguno caló tanto como el que se puede escuchar en canciones de ese disco como “Cre-A-Tine”. Si escuchamos una canción de “Barter 6” de Young Thug y luego “Cre-A-Tine”, la diferencia es ínfima para los más de 15 años de distancia entre ambas, algo que solo géneros como el trap han podido conseguir.
Estos diez años comentados, de 1989 a 1999, son probablemente los más importantes en la historia del hip hop, los que definieron el rap tal y como lo conocemos. Una bola de nieve que aún hoy sigue creciendo, completamente imparable. Travis Scott, Playboi Carti, Migos… ninguno de estos artistas ni los mencionados anteriormente se habrían abierto paso si esto no hubiera ocurrido. Pero gracias a Dios que lo hicieron, porque todo lo que tenemos hoy se lo debemos a unos pocos osados que reivindicaron su cultura e impusieron su sonido a una industria opresiva. Creo que ni el propio André 3000 se lo creía del todo al decirlo, pero hoy podemos confirmar que no se equivocaba cuando, ante toda la industria musical urbana, afirmó: “El Sur tiene algo que decir”.