Si tuviera que escoger una palabra para definir este disco, esa sería férreo, por diversos motivos. En primer lugar, por la consistencia y solidez del proyecto a lo largo de sus 13 temas, que se complementan y toman el relevo uno de otro para contar una historia de confianza ciega.
Ciega como la fe del artista, que también se podría denominar férrea, puesto que el tema de la religión es uno recurrente en este disco y Bby Demon, pese a ser por nomenclatura un demonio, se aferra con fuerza a la figura de Dios. Y no me separo de esta fe, porque estas dos letras son las que sirven también para representar al hierro como elemento químico en la tabla periódica. La raíz etimológica de la palabra hierro viene del latín “ferrum”, de donde sale el término con el que he empezado el texto: férreo.
De hierro es el yelmo que se muestra en la portada de este disco. Un casco medieval tan peculiar que parece sacado de una obra de FromSoftware. Se caracteriza por una visera especialmente estrecha, y es que el casco cubre la cabeza completamente pero deja este pequeño hueco para los ojos, para que no se pierda la visión. Esta visión también caracteriza el comportamiento de Bby Demon en sus letras, y es que “¿cómo olvidar que el camino es recto sin parar de andar?” como dice en “El Rey sin Rostro”. Esta visión de la que hablo va más allá de la que proporcionan los ojos, me refiero a la proyección de futuro de la persona. El mensaje es claro durante toda la escucha y es fácil empatizar y conectar con la ambición del artista.
El sonido del proyecto es también metálico, robusto y contundente. Ya no hablamos de estética, hablamos de aura y esencia. La idea original de este disco en palabras del propio artista viene de que el llevaba un tiempo trabajando en la construcción en el monte, sin cobertura, acompañado del sonido de taladros y demás maquinaria. Según cuenta Bby Demon, era tal la desconexión que cuando miraba a los árboles era como si estuviese viendo a Dios. Fue esta experiencia la que le animó a crear este sonido metálico y resonante.
Mezclando esta intención con la de seguir una estética medieval, el proyecto acaba transportándonos a una fragua del siglo X. Las melodías de laúdes y demás instrumentos suenan de fondo mientras las opacan unos bajos que golpean como si de un martillo templando un hierro candente se tratase. Hierro que acaba siendo una espada, que acaba siendo la lengua de Bby Demon, como diría Kendrick. Sus frases cortan la carne y acaban no solo atravesando hueso sino llegando al corazón por momentos.
Esta forma pausada de escribir y de rapear, heredada en parte de artistas como Erik Urano, convierte “Yelmo” en un relato serio. Una historia con la que conecté desde la primera escucha, de la que no tardé en sacar lecturas y aprendizajes. Me pilla en un momento de soledad, aislamiento y retiro, y es un perfecto recordatorio de que la mayor parte del camino la haces solo, y es muy fácil olvidarse de que este camino es recto si dejas de caminar. Menciono a Erik Urano porque el broche de oro del disco es una versión de su tema “U.F.Os y fábricas (Agua)” que Bby Demon acaba cantando con una fuerza y una instrumentalización que lo dotan de un aura especial. Retroalimentarse de la influencia para convertirse en referente, ese y no otro es el camino que espero que le aguarde a este demonio de buen corazón y cabeza blindada.