En 2016 tuvo lugar un evento en el mundo del rap estadounidense que quedaría marcado a fuego en la memoria de muchos como uno de los momentos más icónicos de lo que llevamos de siglo. Efectivamente estoy hablando del XXL Freshman Cypher 2016. La revista XXL escogió como promesas de ese año a un selecto grupo formado por raperos como Lil Uzi Vert, Lil Yachty, Desiigner, Denzel Curry, 21 Savage, Kodack Black, Anderson Paak, y como sorpresa; Lil Dicky.
La historia de Lil Dicky es una sobre privilegios a la inversa, porque es un rapero que no ha sido bien recibido en la escena nunca. Su condición de rapero satírico, blanco y judío le pone en jaque en un ambiente en el que predomina la música negra. Esto pasa de castaño a oscuro sabiendo que cada vez que un rapero blanco ha decidido empezar su incursión en el sector ha conseguido el mismo o incluso más reconocimiento por parte de la industria por hacer lo mismo o incluso menos que cualquier artista negro. Y sí, estaremos muchos pensando en aquel momento de los Grammy’s de 2014 en el que Macklemore se hizo con el premio a mejor álbum de rap por encima del Good Kid m.A.A.d City de Kendrick Lamar y el Yeezus de Kanye West.
Por ende, su forma de introducirse en la industria sin ser visto como una especie invasora o un “colonizador musical” fue hacerlo desde la sátira y la inversión de roles, como ya explicó a la perfección en el ya mítico videoclip de Professional Rapper. Y no nos vamos a alejar mucho del aspecto audiovisual de su carrera. Cuando lanzó su primer disco, este vino acompañado de unos cuantos videoclips que destacaron por lo ingenioso y creativo de su propuesta (en algunos más inspirados que en otros). Y pese no a haber cuajado en España, los videoclips de temas como Pillow Talking o $ave Dat Money ya son prácticamente cultura popular.
Viendo la implicación que ponía en estos proyectos, no supone ninguna sorpresa la evolución natural que tuvo su carrera cuando dio el salto a televisión con su auto ficción biográfica DAVE. Esta serie fue producida por FX (Que también se ocupó de Atlanta en su día) y en ella el propio Lil Dicky recrea lo que fue su camino al estrellato tomándose algunas licencias por el camino. De cualquier manera, el show acaba siendo un compendio de bromas, juegos de palabras y situaciones incómodas bajo las que se esconden comentarios por momentos muy sagaces sobre los privilegios de clase, el ‘struggle’ como método de legitimización y la apropiación cultural. En el seno de esta serie es donde nace el disco que nos ocupa hoy: Penith (perdonad la introducción tan extensa pero para entender a Lil Dicky TODO es contexto).
Llegados a cierto punto de la serie la trama empieza a girar sobre como Lil Dicky tiene que hacer su primer disco, al cual titula Penith como otra broma más sobre pitos, porque que tu nombre artístico se traduzca como ‘pene pequeño’ por lo visto no es suficiente. Así mismo, el disco que ha llegado a nosotros es una banda sonora que recopila y amplía los snippets y las canciones que suenan en la serie.
Es difícil tomarse en serio a Lil Dicky, y todas las críticas que le caen se apoyan principalmente en lo cursi, rebuscado e infantil que es en muchos momentos. Es un tono complicado de pillar, y creo que el principal hándicap reside en que tienes que haber visto la serie para entender, y luego disfrutar este compendio musical. Pese a que la mayoría los “videoclips” que figuran en youtube no son más que highlights extraídos de la serie, el imaginario que esta crea se vuelve indispensable para entender ciertos momentos. De otra forma no sabría explicarle a alguien como el drop de la intro se relaciona directamente con una versión de Anna Frank en el presente haciendo el baile de Watch Me (Whip / Nae Nae) de Silentó.
Una vez la conoces, hay que abrazar esa estupidez gratuita y alocada. A veces sale mejor y otras peor, con temas que tienen potencial y quedan en bromas de mal gusto (o temas que directamente surgen como bromas y se quedan ahí). Los únicos momentos en los que el disco brilla con luz propia y se sostiene sin necesidad de la serie son probablemente los más intimistas del mismo. Temas como Going Gray o I Met a Girl son una ventanita al alma de Dave más que a la de Lil Dicky. Relatos amenos y sinceros sobre el amor y la vida con los que cualquiera puede relacionarse. El disco no tiene un ritmo fijo, va pasando de estas baladas a temas que son una exhibición de las habilidades vocales de Lil Dicky, (que en contra de la creencia popular, no le faltan) para después dejarnos con algunos ejemplos de la facilidad que tiene para el ‘storytelling’ que le ayudó a llegar a la fama. Harrison Ave y Jail (Part 1) son ejemplos perfectos de esto, con Jail (Part 1) siendo un tema magistralmente absurdo en el que habla de un falso escenario en el que le meten en la cárcel y empieza a elucubrar sobre su vida de tipo duro allí ganándose el favor de los maleantes con los que convive. En este caso el tema viene con un videoclip de ocho minutos que es una delicia que os invito a experimentar por cuenta propia.
En la producción quiero destacar que contamos con la presencia del hitmaker Benny Blanco, que también es un personaje de la serie. Las relaciones de Lil Dicky con sus amigos y compañeros son un eje central de la serie y en consecuencia también del disco. La forma que tiene de tratar a su gente va cambiando para bien y para mál según avanza la historia. Por eso me parece que la outro We Good en la que canta junto con GaTa, su segundo de abordo, cierra el disco a la perfección, suponiendo una celebración de la vida, la amistad y dejar a un lado por un momento el ego y el narcisismo. Pese a ser una auto ficción, creo que hay resquicios de cómo es Dave en realidad que se pueden vislumbrar en ciertas frases del disco. Entiendo el desinterés hacia este álbum por parte del público general y que tiene un replay value muy escaso, pero si vas con la mente abierta y dispuesto a rascar más allá de la superficie te vas a encontrar con un disco sincero y con momentos sorprendentes tanto en lo musical como en lo lírico. Ya sabéis lo que dicen, entre broma y broma la verdad asoma.