Un año cosechando éxitos festival tras festival. Un fin de gira en la capital. La expectación por su visita era palpable, y Twitter estaba ardiendo con gente buscando entradas. No había ninguna duda de que esa noche sería mágica. Por eso, no me sorprendió en absoluto que, dos horas antes del concierto, al abrir las puertas, la cola que rodeaba la sala 8 y medio diera la vuelta al edificio.
L’haine, el artista de La Rioja, cerró la etapa de su disco ‘De la Forma que yo Quiero’ de la forma en que él quería: en una sala llena, rodeado de sus amigos y colaboradores (entre los asistentes se asomaba de vez en cuando la cabecita de Ralphie desde la puerta del VIP), y con un público entregado.
Con este álbum, L’haine se ha asentado en el panorama musical urbano, mostrando una madurez y un estilo propio que ya había insinuado en sus trabajos anteriores: la mixtape ‘Autobús Noctámbulo’ y el álbum ‘Patagonia’. Desde su mudanza a Madrid, el riojano no ha dejado de crecer y evolucionar, hasta el punto de que el Trap y el R&R parecen quedarse cortos para todas las ideas que quiere expresar.
Pero este no ha sido un trabajo en solitario. Durante toda la gira, y especialmente en el cierre, su colega y productor Norman Bate$ lo ha acompañado, manejando los beats y el ritmo. La actuación de ambos fue increíble, y aunque no presentó ninguna canción nueva (recordemos que recientemente lanzó los sencillos ‘Lebron en Cleveland’ y ‘MARLO’), no fue necesario para volver loco al público. Este se entregó completamente, pasando de los pogos con ‘De la forma en que yo quiero’ (en los que casi hubo accidentes) a las canciones más calmadas como ‘Looooong lashes’.
Un toque perfecto al concierto fue la cantidad de colaboraciones que pudimos disfrutar. Algunas eran esperadas, como Natalia Lacunza cantando ‘Connie Nikas’ y Juicy Bae recordándonos el temazo ‘Buena y mala’ y también cantando ‘7 vidas’. Aunque hubo un «oooh» de decepción cuando Diego 900 no pudo salir a cantar ‘Baby Jose’, el público se quedó mudo cuando Abhir, el elefante, salió al escenario a cantar ‘Viridiana’. La sala se caía.
L’haine convirtió el concierto en una auténtica fiesta. El público no podía pasárselo mejor cuando sonaron ‘Habanera’ y ‘Laberinto de pasiones’ (una de las mejores bases de Bate$, en mi opinión). Cuando todos estábamos saliendo de la sala, intentando asimilar lo que habíamos vivido, L’haine y Bate$ volvieron al escenario con una versión tecno de ‘Baby Jose’ que provocó una avalancha de vuelta a la pista, acompañados de todas sus colaboraciones y amigos. El broche final perfecto para el concierto. Y el concierto como broche final perfecto de la gira. 2×1.
Tener éxito en reproducciones y festivales es una cosa, pero subirse al escenario, hacer ‘sold out’ y tener a gente matándose en redes por conseguir una entrada es otra cosa totalmente diferente y mucho más difícil. Al salir de la sala, la sensación era unánime: L’haine nos había conquistado a todos con su música. Este concierto se quedará grabado en nuestra memoria para siempre. La energía y la pasión con la que actuó prometen un futuro brillante, y no cabe duda de que este joven artista seguirá subiendo peldaños en la industria musical. Nos dejó con ganas de más, y la próxima vez que pise la capital, estoy seguro de que la expectación será aún mayor.