¿Sabías que uno de los cítricos más populares en al-Andalus allá por el siglo décimo fue el naranjo? Ya no solo por sus diferentes utilidades gastronómicas, también a nivel estético. Entre sus preciosas flores y su fresco aroma, te convertían un patio serio, frío y sin nada que contar en un rincón alegre y colorido. Diez siglos después, Enry-K y el color naranja convirtieron la pista de Granada 10 en un patio andalusí. Como si fuera un naranjo.
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El pasado 15 de marzo tuvo lugar la segunda fecha del «Tangerine Tour» en la sala Granada 10. Entre la gente, que portaba algún detalle del característico color del último proyecto de Enry-K, y la propia sala, el naranja se convirtió en el color principal de la noche. Además, algunos temas previos a la salida de Enry-K y compañía nos hacían spoiler de la energía que traían a la espalda: masiva. Y es que la vibra que se sintió en la pista con su salida al escenario era inigualable. Se sentía como si hubiera salido el mismísimo Sol.
Desde el primer tema ya sabías que iba a ser muy complicado cortar el buenrollismo. Bajarlo era imposible porque Enry y su equipo venían con todo. Traían consigo además una completa paleta de colores: desde el suave y sentimental color rosa de su primera cinta hasta la magnética y enérgica vibra del verde de «Magnetismo», junto a Abhir Hathi, sin olvidarnos del relajante tono azul de «Parezco Tonto», junto a Delaossa.
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A mitad de concierto, cuando creías que la vibra no podía estar más arriba, Enry-K junto a Mishii, su «día uno», interpretaron «Bonsai & Power Ranger» y «SURF EN SUANCES». Una de cal y otra de arena para adentrarse en la recta final del concierto.
El público andaba rendido a Enry. Lo sabía más que nada porque cuando sonó «TURISTA», el tema con Recycled J, convirtió la sala en un patio andaluz en plenas cruces de mayo. Eso sí, para posteriormente convertirlo en un terremoto gracias a «MIS 12». Y con «Hajime Sorayama» y el canto unísono del público, Enry parecía despedirse de nosotros. Aunque bueno, no sin antes recordarnos que nunca perdemos, porque perder en nuestro diccionario está claro que no existe.
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Hay un dato que he querido dejar pasar hasta ahora y es que, aunque en esa sala fuéramos pocos, Enry y su equipo dieron absolutamente todo por nosotros. A la salida pude hablar con él un rato y dijo algo que me llegó muy profundo: «Somos pocos, pero somos suficientes. Yo esto lo hago por vosotros. Con que estéis aquí me es suficiente.»
Y con esto, la expedición naranja tomaba rumbo a otra sala, dispuesta a llenarla de alegría y buen rollo, fueran los que fueran. Porque después de este concierto me quedó claro que, si el naranjo es bueno, da igual donde lo plantes, siempre va a dar frutos. Y sin lugar a dudas, muy buenos.