PinkPantheress consolida su visión con su debut «Heaven knows»

Tras “to hell with it”, una mixtape que recogía las microcanciones de drum & bass que reventaron TikTok en 2021, la vida de PinkPantheress ha dado un giro de 180 grados. De saltarse clase haciendo beats en su residencia universitaria a trabajar con los mejores creativos del mundo y subirse al podium del Billboard Hot 100 de la mano de Ice Spice con “Boy’s a liar P. 2”. Ahora vuelve con «Heaven knows», un disco que se aleja del drum & bass para adentrarse en otros territorios. 

Portada de «Heaven knows». Fotografía: Aidan Zamiri

Pink propone un sonido optimista y luminoso para introducir temas tan oscuros como la muerte. Aunque la mayoría de las demos estaban en Youtube desde hace meses, las versiones finales te envuelven y te sorprenden como el primer día. “Ophelia” (producida junto a Danny L Harle), empieza con un arpa insinuante a la que pronto se unen unas baterías secas y todo recuerda un drama de Disney Channel en el mejor de los sentidos. Encima, en la letra encarna a la protagonista de la famosa novela de Shakespeare aunque aquí cuenta cómo su pareja le ahoga en la bañera mientras observa su vida pasar por delante de sus ojos. 

El sampling sigue siendo su hábitat natural. Se atreve a trastear con hits de K-Pop como “Ice Cream” de F(x) en “Another Life” y hasta clásicos del pop británico como “Gold” de Spandau Ballet en “Nice to meet you”. Este último es candidato a ser el single más pegado del disco. Una producción voraz y explosiva, un videoclip sacado del “student book” de 2009 y la aparición de Central Cee, uno de los artistas británicos que lideran la ola del drill a nivel global. Quizás las rimas de Cench sean algo vagas – “I might risk it for a biscuit… sweet and I can’t resist it”  pero su voz empasta muy bien con el beat y aporta la energía del drill inglés que el tema necesitaba. 

En los créditos de “Mosquito”, el primer adelanto del disco, sorprende encontrarse a Greg Kurstin, conocido colaborador de Adele y Sia. Esta vez usan una percusión mucho más clásica y amena con partes silbadas que recuerdan a los hits veraniegos de Corinne Bailey o Lily Allen. Su estribillo: “Acabo de soñar que estaba muerta y solo me importaba porque me separaba de ti” puede parecer la declaración de amor más bonita que has escuchado en tu vida pero en realidad Pink está hablando del dinero y su miedo a perderlo. 

Fotografía: Aidan Zamiri

Algo a destacar es su obsesión por el detalle. Hay temas como “Capable Of Love” (el más largo de su carrera con 3:43 minutos) o Blue (producido junto a Sam Gellaitry), que están repletos de perlitas. Un sintetizador sumergido, unas llaves de coche, unas guitarras eléctricas adolescentes al más puro estilo “Paramore”, dos segundos de violines en medio de la canción… Y es ahí donde yace la magia de PinkPantheress. Presenta algo simple y aparentemente inofensivo con un enfoque misterioso y sugerente. Ya no es “la de TikTok que hace temas de jungle”. Es una compositora y productora que quiere demostrar todo lo que es capaz de hacer.

Si algo se echa en falta es progresión dinámica. La mayoría de los temas rondan los dos minutos y medio y las ideas se desarrollan muy rápido. Si además añades invitados como Rema en “Another Life” o Kelela en “Bury Me”, acaban siendo cortes esporádicos que se escurren un poco entre los dedos. De todas formas, el verdadero pegamento del disco es la voz de Pink. Un tono ligero y agradable, un poco de autotune y un aplastante acento de Canterbury que tira por tierra la tendencia de los cantantes ingleses a suavizar o “americanizar” su acento al cantar.

En esta nueva oleada de artistas nacidos a partir del año 2000, es fácil encontrar letras algorítmicas y fórmulas refritas, y es difícil encontrar melodías evocadoras, samples ingeniosos y voces distinguibles, pero “Heaven knows” demuestra que sí se puede. En definitiva, PinkPantheress es una figura necesaria, sorprendente y emocionante que siempre apuesta por empujar el pop hacia nuevos horizontes.